¿Qué pasará cuando nuestro hogar esté completamente conectado?

¿Cuáles son las ventajas de una Smart-home?
  1. Hacer una búsqueda sobre el dispositivo y sus posibles vulnerabilidades: los expertos están continuamente poniendo a prueba las vulnerabilidades de estos dispositivos. Es muy probable que ya se hayan detectado problemas en el dispositivo de moda, por lo que lo mejor sería informarnos sobre si estas vulnerabilidades ya han sido parcheadas.
  2. Entender las políticas de privacidad del fabricante y el dispositivo: debemos informarnos, en el punto de venta y con el fabricante, sobre las opciones de privacidad y seguridad del dispositivo, es decir, ¿qué información recoge el dispositivo?, ¿qué hace la empresa fabricante con esa información?, ¿es compartida con terceras empresas?, ¿dónde y cómo se guarda esta información, y por cuánto tiempo?, ¿el consumidor tiene control sobre qué información desea compartir? Esta serie de preguntas hará que el consumidor tome una decisión más segura.
  3. Mantener el dispositivo al día con las actualizaciones: debemos mantener el dispositivo actualizado. Ya que de esta manera las vulnerabilidades encontradas se irán parcheando. En el caso de que el fabricante no siga dando soporte al dispositivo, lo mejor será desconectarlo o actualizarlo a una versión soportada.


Diferencias entre hogar tradicional y smart home

Con el incremento de los costes en la energía y la necesidad de una mejora en la eficiencia energética, la demanda para los sistemas de control y automatización de los hogares ha crecido significativamente.
Precisamente, la gestión de la energía es el principal beneficio que pueden ofrecernos las Smart-homes y la domótica en general. Concretamente, las instalaciones más demandadas son el control de los sistemas de iluminación y climatización. La sociedad está cada vez más concienciada con la eficiencia energética y el ahorro que proponen este tipo de hogares, entre el 25 y el 30% en el consumo energético, según el CEDOM.
Imagina todas aquellas veces donde has dudado si dejaste las luces encendidas o la calefacción. Una vivienda inteligente se encargará de controlar estos dispositivos y monitorizar su actividad. Por ejemplo, apagando los sistemas de iluminación cuando no haya nadie en casa o activando los sistemas de calefacción cuando detecta que estamos volviendo del trabajo.
Una Smart-home aprende además nuestros hábitos y se adapta para satisfacer nuestras necesidades. De este modo, puede informarnos automáticamente de las noticias y el tiempo cuando nos levantamos al identificar esta rutina.
¿Y los riesgos?
Como toda tecnología conectada a Internet, corremos el riesgo de sufrir ataques a manos de ciberdelincuentes. Dentro del Internet de las cosas, el mayor de sus riesgos es la falta de seguridad que presentan estos dispositivos. En la mayoría de los casos, éstos se conectan a nuestro smartphone a partir de una aplicación, sin mayor seguridad que un usuario y contraseña, y ya conocemos la cantidad de tácticas de las que disponen los ciberdelincuentes para obtener esta información.

Ejemplo de amenaza

Un ejemplo son las Smart-TV, que en 2017 tenían presencia en el 14,4% de los hogares españoles y que son vulnerables a ataques de forma remota, en los que un ciberdelincuente puede tomar el control de éstas mediante ataques del tipo “Drive-by-download”, donde visitando una web, abriendo un correo electrónico o haciendo clic en el lugar equivocado, podríamos descargar un software malicioso sin darnos cuenta.
Con el acceso y el control de este aparato, nuestro atacante ya podría acceder al resto de dispositivos conectados a la misma red, y con ello a toda nuestra información.
Esta situación se agudiza si tenemos en cuenta que cuantos más dispositivos tengamos conectados a Internet, existirán más posibilidades de sufrir un ciberataque y una mayor cantidad de información correrá el riesgo de ser filtrada.
También existe un riesgo relacionado con el uso que hacen las empresas con toda la información que compartimos sobre nuestros hábitos de consumo, gustos, rutinas e información personal como los miembros que viven en el hogar familiar, planos, etc. Estos datos pueden llegar a manos de terceros sin que nosotros, los usuarios, seamos conscientes de su difusión. Por ejemplo, la empresa fabricante de nuestros dispositivos IoT puede vender información que éstos recogen y almacenan (sin nuestro consentimiento explícito), como la incorporación a la familia de una nueva mascota, y venderla a empresas que nos harán llegar ofertas, promociones y demás publicidad para mascotas.
A priori, puede parecernos útil pero la realidad es que están en posesión de mucha más información sobre nosotros de la que sabemos, y se están lucrando al comerciar con ella.
No se trata de demonizar el IoT, sino de conocer sus riesgos para actuar en consecuencia:
¿Qué te parecen las Smart-homes? ¿Conocías sus riesgos o ventajas?

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